Cuando se oye hablar de Medellín, capital de la provincia montañosa de Antioquia (Colombia), nos viene a la cabeza dos personajes muy unidos a esta ciudad: el escultor, pintor y dibujante Fernando Botero y Pablo Escobar, narcotraficante, terrorista y político, fundador y líder del Cartel de Medellín.

Es conocida como la «ciudad de la eterna primavera» por su clima templado, como bien nos indicó nuestro entrevistado, para subrayar lo mal que aguanta ese calor infernal en que hemos estado inmersos estos meses.

Pero para Ángel, Medellín es el pueblo en que nació, creció, estudió, proyectó, asentó su empresa y donde formó una familia. Las amenazas a él y a sus familiares, junto a las extorsiones, tanto en materiales como en metálico, imposibles de pagar, y su condición sexual, hombre transgénero, cambiaron su vida. Allí tenía un negocio de construcción que le llevó a ganar un premio a la mejor empresa emprendedora en 2020, cuando ya se encontraba en nuestro país. Tuvo que enviar un poder para que lo reclamara un familiar en Colombia. Algo muy gratificante, pero, a la vez, «muy triste no poderlo disfrutar», nos recalca.

«Yo vine con petición de asilo porque traje las pruebas de extorsiones, porque a nosotros nos hicieron un atentado y como encargada de la familia. Mi familia estaba ubicada porque me mandaban fotos, me dejaban cosas en la puerta que pertenecían a mi sobrino, a mi madre, a mi hermana. Y yo decía, ¡Dios mío, si es imposible pagar lo que me están pidiendo! Lo hacían simplemente porque la empresa iba en crecimiento, nosotros manejábamos productos españoles, alemanes y mejicanos. Cuando puse la denuncia, el gaula de la policía nos dijo que teníamos que desestimar la demanda porque con quien nos estábamos enfrentando era la misma policía. Tuve que desestimar la denuncia, pero me quedé con copia de todo, lo traje y conté la historia. Pero me negaron el asilo por temas políticos» porque “Colombia es un país maravilloso”, pero Colombia tiene problemas grandísimos de corrupción, extorsión, violencia. Aquí se asustan ustedes porque matan 10 mujeres. En Colombia 10 mujeres pasa en un día y son casos, a menos de que tengas mucho dinero y se ponga publicidad en la prensa y abogados, y aun así… que no son noticia ni se resuelven».

Cuando Ángel llegó a España encontró trabajo de jefe de obra, lo que permitió que viniera su pareja unos meses después, embarazada en aquel entonces. Poco después comenzó la pandemia y la empresa tuvo que cerrar. Acababan de alquilar un piso en Móstoles, pero al perder el empleo se vieron forzados a dejar de pagar el alquiler porque apenas podían responder a los gastos de la casa.

«No teníamos nada para poder recibir a nuestra hija, porque no habíamos comprado ninguna cosa —nos dice muy serio Ángel—. Supuestamente íbamos a hacer un babyshower, pero a distancia. Ellos nos iban a mandar el dinero. Todo estaba cerrado. Alguien de aquí, colombiano pero que lleva muchos años, me llevó a la Cruz Roja de Móstoles. Aquí me pidieron mi nombre, mi NIE y al preguntarme cómo estaba, rompí en llanto porque su pregunta me desarmó. Estaba tan agobiado que no sabía cómo expresarle todo lo que sentía».

Nos explica que pusieron a su disposición una psicóloga que necesitaba Erika, su mujer, que estaba muy afectada después del embarazo de riesgo, del viaje, parto y luego, para empeorar más la situación, el tema de la pandemia, de no poder salir a ningún lado. La anécdota es que a la psicóloga no la conocieron en persona hasta después de dos años, cuando ya pudieron reunirse con ella y abrazarla.

«No quiero dar pena, quiero que me ayuden. Yo sé trabajar. Tengo dos manos y sé hacer las cosas»

«¿Qué ha hecho Cruz Roja por nosotros? Acompañarnos, no dejarnos solos. Nos remitieron a la persona encargada del tema de inserción laboral. Nos ponía a estudiar, hacíamos todos lo que nos decía. Virtual hacíamos todo lo que quisieran y, si era algo presencial, también lo hice. Todo lo que nos decía la Cruz Roja que hiciéramos, nosotros lo hacíamos. Hasta la técnica de trabajo me decía, “sé que no es tu área, pero vamos a meternos por aquí a ver qué sale”. Y yo me metía de cabeza.

Me salí del esquema, del prototipo de la gerente, de la ingeniera y me metía a estudiar una cosa. Ahora estoy estudiando otra cosa que no sé ni qué es, pero allá voy» —cuenta con un movimiento de manos que respalda su decisión.

«Con la alimentación, Cruz Roja siempre está disponible, siempre ahí, lo que necesitamos, nos han apoyado. Nuestros primeros amigos en España fueron los de la Cruz Roja. Y en estos momentos siguen siendo los primeros a quienes les contamos las cosas buenas y las no tan buenas. No tenemos aquí más nadie».

Nos cuenta emocionado cómo fue a la asamblea hace unas semanas, nada más conocer que le habían aprobado la residencia, para compartirlo con ellos. Se lo dijo llorando, «pero con un lloro distinto al de cuando llegué aquí por primera vez». «Es muy grande lo que Cruz Roja ha hecho con nosotros. Es darnos bienestar, darnos tranquilidad, es todo. Hasta les pregunté y me asesoraron qué y dónde podría ir en caso de que nos desahuciaran por el problema que tenemos con el piso».

Ángel se queda pensativo unos segundos como si su mente volviera al pasado. De pronto sonríe y comienza a hablar de nuevo: «Cuando llegué a España me preguntaron por qué España y les contesté que, porque aquí soy ser humano, porque aquí me respetan. En mi país me ven como un bicho, una cosa rara, una amenaza, corro mucho peligro».

Ahora, una vez que puede volver a buscar un trabajo en condiciones, sus pensamientos están sobre qué camino tomar. «Yo sé trabajar. Tengo dos manos y sé hacer las cosas. He necesitado y todavía necesito que me ayuden. Cruz Roja lo ha hecho y sé que va a estar ahí siempre para apoyarnos. A mí me gustaría devolverle, al menos, parte de todo lo que hemos recibido. No es para menos».

No te pierdas la entrevista completa en este enlace.

DEJA UNA RESPUESTA

Deja un comentario!
Introduce tu nombre

PROTECCION DE DATOS PERSONALES: En cumplimiento de la normativa vigente en Protección de Datos, en particular, el Reglamento General de Protección de Datos (Reglamento UE 2016/679), Cruz Roja Española le informa que todos los datos de carácter personal facilitados en el presente formulario, así como cualquier otra información y/o documentación que pudiera hacernos llegar, serán tratados con la finalidad de atender la consulta realizada, remitirle la información solicitada  y llevar un registro estadístico de consultas.

Usted puede ejercer, en cualquier momento, los derechos de acceso rectificación, cancelación, oposición así como los contenidos en el Capítulo III del Reglamento (UE) 2016/679) dirigiendo un escrito a Cruz Roja Española, (Att/ Delegado de Protección de Datos), Avenida Reina Victoria, 26-28, 28003 Madrid, o a la dirección de correo dpo@cruzroja.es, previa acreditación de su identidad.

 

Para más información, consulte nuestra política de privacidad.