Carmen Jiménez Recena tiene 23 años y un Ciclo Formativo de Grado Medio en Técnica de Farmacia y Parafarmacia. En 2018, la joven se convirtió en un referente por haber cumplido un hito propio antes que nadie: ser la primera persona con Síndrome de Down que se ha ido fuera de España a cursar un Erasmus. El destino, Portugal. La decisión la tomó un buen día en el que, sin quererlo, se topó con un cartel que la motivó a no pensárselo dos veces. Además, lleva dos años siendo voluntaria de Cruz Roja Comunidad de Madrid en la Asamblea Comarcal del Jarama. Y con orgullo.

Carmen tiene muy claro lo que quiere. Encantada, nos recibe en la sede de la asamblea comarcal de Jarama para poderla entrevistar y que nos cuente su maravillosa historia.

 

¿Cuál era tu objetivo en un primer momento al plantearte hacer un Erasmus?

Alguno de mis primos y mis hermanos ya habían hecho un Erasmus antes, y me llamaba la atención conocer un nuevo país, tanto la cultura y las costumbres, como poder completar allí mis estudios. Elegí Portugal porque está cerca de aquí, el horario es parecido y, aunque allí se hable portugués, nos entendíamos bien con los compañeros, el idioma es parecido.

 

Más allá de lo académico, ¿te sientes orgullosa de haberte demostrado a ti misma de lo que eres capaz?

Me siento muy orgullosa porque en Portugal he hecho un montón de cosas que me han servido, tanto a nivel profesional, como personal. Estando en la farmacia donde realizaba mis prácticas, pero, sobre todo, conviviendo con el resto de compañeros que he conocido.

 

¿Qué funciones tenías que llevar a cabo en la farmacia donde estabas?

Aplicábamos protocolos de dispensación y stock, reposición de medicamentos y, más que nada, estábamos con los pacientes. Algunos llegan y te cuentan que están muy cansados, por ejemplo, y entonces tú tienes que ir y tomarles la tensión.

 

¿Disfrutaste de la experiencia?

Me gustó mucho. Estuve seis semanas y era mi primera experiencia laboral. Empezar así, allí, relacionándome con todos los demás, todo el proceso ha sido un regalo para mí.

 

¿Qué fue a lo que más te costó adaptarte de tu nueva rutina?

Muy claramente, el idioma y el horario. Allí es todo diferente, en España es diferente y cuando llegas a Portugal tienes que entender lo que dice cada persona, qué significa… para saber qué es lo que tienes que hacer.

 

¿Cómo te sientes tras haber logrado cumplir tu objetivo?

Siento que he sentido valiente, luchadora y también me ha permitido ser yo misma. Ampliar mis estudios fuera me ha hecho pensar que tenemos que llevar siempre la cabeza alta.

 

¿Qué barreras te ha ayudado a superar lo vivido en el Erasmus?

La gente tiene que entender que las barreras nos las ponemos nosotros mismos, y que podemos superarlas con esfuerzo y con apoyo. Cada uno tiene sus limitaciones y hay que ser consciente de a qué te enfrentas. Muchas personas pueden tener miedo, pero las personas con Síndrome de Down tenemos nuestras capacidades y no queremos que se nos sobreproteja, ni que se nos trate como si fuéramos niños. Somos personas. Pensamos y actuamos, y si lo que quieres es irte de Erasmus, te tienes que ir. Los padres tienen que dejar que seamos nosotros quienes tomemos nuestras decisiones.

 

¿Cómo te sentiste durante el tiempo que duró la experiencia?

Me sentí valorada y me adapté fácilmente. Hay que integrarse con la gente, con los compañeros. Cada uno es de una manera y tiene sus propios comportamientos, pero hay que integrarse.

 

¿Crees que has podido convertirte en un ejemplo para otras personas que estén en tu misma situación?

Pues resulta que tengo dos amigas a las que conozco desde que éramos pequeñas -íbamos al mismo cole- y me preguntaron mucho por cómo había sido el Erasmus. Y al final una de ellas se fue a Italia a hacer uno porque la convencí de que era bueno que conociera cómo es estar fuera de casa y qué se siente. No sabes qué pasará cuando estés allí, pero al estar sola, aprendes qué es lo que tienes que hacer. Si haces algo como esto, tienes que hablarle de ello a los demás para que conozcan la experiencia. Yo le digo a la gente: ‘Hazlo, porque te vas a sentir muy bien y vas a completar tus estudios y tu formación académica’.

 

Almudena Reguero, presidenta de la asamblea de Jarama, Carmen y Fran Rico, director técnico de la asamblea.

Y en lo que tiene que ver con tu voluntariado en Cruz Roja, ¿cuánto tiempo llevas practicándolo? ¿Qué te aporta?

He estado unos dos años en la Asamblea Comarcal del Jarama. Empecé a ir dos días a la semana por las tardes. En el Programa de Intervención Social hablas con la gente, con el equipo, puedes pedir algunas ayudas que necesitas, etcétera. A través del programa se hacen lotes, recogida de alimentos, de material escolar… . También he hecho campañas puntuales para las que me han llamado. A mí me gusta mucho hacer esto.

 

¿Y qué es lo que más te gusta de tu actividad en Cruz Roja? 

El equipo, tienen que estar muy orgullosos. Cruz Roja es una institución diferente. Está al tanto de lo que se necesita, tiene canales para cuando sea: a través de su App, por correo electrónico,etc.

 

Todos los esfuerzos que has realizado, ¿te han servido para encontrar un trabajo?

Sí, ya estoy trabajando. La verdad es que ha sido muy rápido. Al terminar los estudios de Técnico, en seguida me puse a hacer un curso de inglés. Me apunté a la bolsa de trabajo de Sanidad de Madrid y ya me llamaron, hace un año, para trabajar en el Hospital Puerta de Hierro. Ahora sigo allí, haciendo farmacia hospitalaria, algo que había estudiado pero que no conocía, porque las prácticas fueron en farmacia de calle. Y, por ejemplo, aquí no hago fórmulas magistrales, pero preparo carros de pacientes, en los que voy metiendo  las unidosis de cada uno. Aunque a lo mejor me cambiaría de trabajo a uno que estuviera más cerca de mi casa, ¡hasta el Hospital tardo dos horas en transporte público y me ha acabado llevando en coche mi padre!

 

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