El día 15 de Agosto cerró sus puertas el Centro de Primera Acogida de Refugiados Cercedilla 2, dependiente de la asamblea comarcal de San Lorenzo de El Escorial. Este dispositivo, ubicado en el Colegio La Paloma, en Cercedilla, ha permanecido abierto nueve meses y ha alojado a más de 800 personas de 27 nacionalidades diferentes, siendo casi un 40% de ellas menores de edad.

Durante el año 2019 los recursos de acogida del Ayuntamiento de Madrid fueron insuficientes para hacer frente al elevado número de familias solicitantes de asilo. Esto motivó que muchas de ellas, en algunos casos con niños o personas con problemas de salud, estuvieran viviendo en la calle en situación de gran precariedad. La gravedad de esta situación planteó la necesidad de abrir, a principios de Noviembre de 2019, el Centro de Acogida de Cercedilla 2 cuya gestión asumió Cruz Roja.

Inicialmente, el dispositivo se planteó como una solución temporal al problema, pero la crisis del coronavirus hizo que hubiera que prolongar el tiempo de apertura del mismo.

Katia Navarro relevó Nerea Beamud en las tareas de coordinación en esos momentos de emergencia sanitaria, y recuerda que «fue un reto nada fácil porque ya había personal que estaba de baja y el sistema de acogida no funcionaba con normalidad, con lo cual las familias estaban mucho más tiempo dentro del centro». Hablamos con ella para que nos cuente en detalle cómo fueron los meses de la emergencia sanitaria, qué balance hace de la intervención en el dispositivo y los principales retos y aprendizajes que ha alcanzado el equipo:

El cumplimiento de las normas en algunos momentos fue un aspecto particularmente desafiante teniendo en cuenta las exigencias que impuso la crisis sanitaria y las circunstancias que con frecuencia presenta este colectivo de personas (convivencia con niños, problemas de salud, expectativas respecto a la situación de solicitud de asilo que viven, etc.).

Todo el personal técnico y voluntario tuvo una gran implicación y capacidad de adaptación a las situaciones tan exigentes que vivieron y, gracias a ello, se consiguió sacar adelante el proyecto de forma satisfactoria. Prueba de ello es que se ha podido proporcionar alojamiento en otros dispositivos de acogida a la práctica totalidad de las personas usuarias. De esta manera se ha evitado que continuaran en situación de calle, lo cual era el objetivo general que se perseguía. 

Numerosas personas voluntarias, tanto de Cercedilla como de las localidades cercanas, quisieron involucrarse desde sus inicios con el proyecto y las familias refugiadas. Candela Villa, fue una de las primeras personas voluntarias que participaron y lo recuerda como «una gran ola de solidaridad», en unos momentos tan delicados como los que atravesaron.

Entrevistamos a Candela, que valora la experiencia como «muy enriquecedora» a pesar de haber tenido que convivir con algunas situaciones de más dificultad, y destaca la importancia de la empatía para aprender de ellas y sobrellevarlas:

La generosidad y entrega de personas voluntarias como Candela queda patente cuando habla, de manera particularmente entrañable, del tiempo que compartió con las personas refugiadas durante la Navidad, fechas muy significativas en las que ella desarrolló su labor voluntaria en las cenas de Nochebuena y Nochevieja. Reconoce además lo importante que para ella ha sido «el sentirse útil» para ayudar a otras personas en situaciones difíciles. Habla también del cariño que las trabajadoras de Cruz Roja proporcionaban a los niños y de cómo estos se acercaban a ellas para abrazarlas. Al recordar esos momentos, ella siente que todos fueron una familia, más allá de las circunstancias personales.

Katia recuerda que, a pesar de haber sido meses de mucho trabajo, el equipo de personal técnico y voluntario ha sido un modelo de unión, compromiso y pasión por la labor y ha deseado estar presente en todo momento a pesar de las dificultades. Teatro, zumba, ajedrez, elaboración de currículos y una gran variedad de actividades pudieron ponerse en marcha gracias a la disposición e interés de todo el personal en facilitar la estancia de las personas refugiadas.

 

Un trabajo lleno de Humanidad

Cuando propusimos la realización de este reportaje no faltaron personas implicadas que quisieran compartir con el resto de Cruz Roja cómo fue su experiencia. Los testimonios a continuación son una muestra de ello.

Maricel Acea Rodríguez, mediadora del turno de noche, recuerda con estas emotivas palabras lo que ha sido su experiencia en el centro: «Pasaron muchas largas noches y algún que otro día y fui aprendiendo de los muchos que pasaron por este Centro, que se sufre y se extraña y se teme, pero hay esperanza, y lo que hacemos de ningún modo es caridad. Nuestro trabajo debe estar lleno de humanidad, nada más ni nada menos.  Cada uno de los que por allí han pasado, incluso aquellos que quizás dieron más “guerra”, nos  enseñaron algo. Si no aprendimos entonces  habremos fallado.» 

Gloria Bricio fue otra de las mediadoras que participó en el dispositivo y, en su opinión, “la rapidez frente a la emergencia, que es un sello de Cruz Roja, ha sido clave, ya que hemos acogido a familias que se encontraban en unas situaciones desesperadas”. Para ella absoluto compromiso con las personas en situación de vulnerabilidad” es la frase que resume la labor realizada por Cruz Roja en el Centro de Primera Acogida de Refugiados Cercedilla 2.

Gloria, mediadora del programa de Refugiados de Cruz Roja en la Comunidad de Madrid.

Marta Chiloeches, otra de las trabajadoras, evoca también la multitud ed vivencias y retos que tuvieron que afrontar y superar: «Muchos momentos duros, pero también muchos otros buenos, sonrisas, lloros, abrazos, despedidas y bienvenidas constantes, personas desesperadas por su situación y hasta una pandemia mundial. Un gran equipo con sus más y sus menos pero ante todo siempre a la altura de cualquier tipo de situación.«

Lo que este gran equipo nos deja claro es que en un colegio de Cercedilla, en un rinconcito de la Sierra de Madrid, las circunstancias quisieron que, durante nueve meses, convivieran numerosas personas de procedencias, experiencias y condiciones absolutamente dispares y diversas. Gracias a ello, la mayoría pudo encontrar, en condiciones particularmente adversas,  la seguridad y el apoyo que proporciona un hogar en tiempos difíciles y, todas, seguramente, han visto su vida transformada por la experiencia de una Humanidad Compartida.

Queremos dar la enhorabuena a todo el equipazo del Centro de Acogida de Cercedilla II; a Katia, Candela, Gloria, Maricel y Marta por sus testimonios; y por supuesto, agradecer a Ana Merino su inmenso trabajo en la redacción, recopilación de datos y grabación de las entrevistas para este reportaje. Muchas gracias por todo Ana.

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