Hace un año entrevistábamos a nuestras compañeras Laura Ferrero y Belén María, técnicas autonómicas de Cruz Roja Juventud, con motivo de su viaje a Etiopía para realizar un voluntariado internacional.
Un año más tarde, nuestras compañeras acaban de vivir una nueva aventura en este mismo proyecto participando en un voluntariado internacional de la mano de la entidad MCSPA (Missionary Community of Saint Paul Apostol), en un pueblo pequeño que está a pocos kilómetros de la capital, que se llamaba Muketuri. En ese pueblo hay una misión en la que Belén lleva trabajando 4 años y Laura 2, en diferentes programas como son: KG (Kinder Garden) con el aula de Special Needs, y con Malnourished Program, que trabaja en torno a pozos y agriculutura.
Hemos podido charlar un rato con nuestras compañeras para que nos contaran, un año después, cuales son sus reflexiones a la hora de tomar parte en esta experiencia internacional de voluntariado y que similitudes sacan con su trabajo realizado en Cruz Roja.
Contadnos brevemente en qué ha consistido este nuevo viaje a Etiopía dentro de vuestro voluntariado internacional.
Belén.- Este año hemos ido un grupo de 13 personas, a diferencia del año pasado que sólo fuimos tres. Esto ha hecho que funcionáramos como un equipo multidisciplinar con el que poder acercarnos a distintos pueblos de los alrededores, y así poder llevar el proyecto y las acciones a sitios más pequeños.
En cuanto mi labor, este año he seguido trabajando en la parte de agricultura y revisando los pozos, pero este año he podido colaborar previamente con un equipo de voluntarios/as de Chile que llevaban un mes allí y que pudieron hacer una app para poder chequear el estado de los pozos, que son 117. Ahora toca la labor desde aquí, de poder sacar conclusiones y analizar las posibles mejoras de este proyecto para cuando volvamos a ir. Este año hemos dado un pasito más, dando muchos recursos para su mantenimiento y conservación, teniendo en cuenta la situación actual política y social que se vive en el país.
Laura.- Es cierto que al ser 13 personas, hemos podido abordar más proyectos. Por ejemplo, se ha implementado un equipo de matronas que daban talleres de embarazo dentro de la educación para la salud. También, en el equipo se encontraba un arquitecto para poder aportar su conocimiento en la reconstrucción de la capilla, ya que tenían miedo a que se pudiera caer. También se ha colaborado para poder instruir al grupo scout de los jóvenes del pueblo de unos 17 – 18 años, que lo crearon los voluntarios/as españoles, que apoyan al voluntariado internacional y apoyan a la comunidad local: hacen juegos en los orfanatos, ayudan en la recogida de basuras, etc.
Yo en mi proyecto me he involucrado en el desarrollo de un aula específica de pedagogía individual. Con el trabajo de un año para aquí, las personas de allí que están en el proyecto de Special Needs han entendido cómo trabajar con los niños de 7 a 18 años, entendiendo que necesitan autonomía, etc. Una cosa que conseguimos fue que un niño que tenía parálisis en una pierna, en su casa, se pudiera hacer una rampa para facilitar su acceso y mejorar su autonomía.
Belén.- El proyecto en el que ha estado Laura es de vital importancia ya que en este país, los niños/as que tienen dificultades se les aparta de las escuelas y no tienen la posibilidad de poder tener una actividad diaria rutinaria. Por ello, este proyecto acoge a estas personas que no tienen acogida en ninguna otra iniciativa, todo gracias al trabajo diario de MCSPA. Esto es lo interesante, que se vean integrados en el proyecto y acercar a otros menores lo que es la diversidad. Esto es un símil con nuestro trabajo en CRJ en proyectos como PINEO, que es ocio gratuito 100%.
Laura.- Es muy impactante y gratificante ver cómo le explicábamos a los niños de 4 y 5 años la realidad de un niño con 19 años en una silla de ruedas, que no se puede mover bajo ningún concepto, que no habla pero sí que escucha y que por su cuenta, hagan un círculo en el recreo y le canten para que se ría y se lo pase bien. Yo me quedé muy impactada, porque eso el año pasado esos niños no lo hubieran entendido. Es muy gratificante poder ver esa evolución en los niños del proyecto de un año a otro.
Este año habéis podido acudir 13 personas. ¿Cómo ha sido la coordinación entre todas? Al estar vosotras acostumbradas a la tarea de organizar y coordinar, ¿lo habéis notado?
Belén.- El grupo ha sido fácil porque forman parte de mi núcleo cercano y al menos 6 personas ya habíamos estado otros años en el proyecto. Es fundamental conocer la rutina del proyecto, pero también fue clave el poder reunirnos antes de ir a Etiopía durante varias veces, para poder tener claro qué es lo que queríamos conseguir. Luego vas allí y surgen muchos problemas nuevos, etc. pero el trabajo previo de qué queremos conseguir ha sido clave para gestionar un grupo tan grande.
El 8M os pilló en Etiopía. ¿Cómo se vive un día tan importante allí?
Laura.- El 8M hicimos una actividad con todas las mujeres que se encontraban en el Kinder Garden. Cogimos a todas las cocineras, profesoras, agricultoras y ganaderas, dejando en las aulas a los hombres scouts y voluntarios haciendo su trabajo, mientras nosotras hacíamos la actividad con las mujeres, donde podían expresar su opinión de lo que significaba para ellas el ser mujer, compartiendo reflexiones. También pudieron exponer situaciones donde se hubieran sentido infravaloradas o habían vivido alguna situación de violencia, compartiendo reflexiones y sentimientos, en un acto generoso de sororidad.
Belén.- Fue una excelente actividad para conectarnos y ver, en nuestro caso que vivimos en una ciudad diferente, que la realidad se asemeja más de lo que parece. El 8M nos sirvió mucho para que ellas tuvieran un espacio. Si el ser mujer conlleva en los países occidentales muchas controversias, en un país limitado en recursos esto se multiplica. Por ello, darles el protagonismo ese día, que salieran de sus rutinas fue algo inaudito e importante. El verse todas juntas, compartir experiencias y vivir nuevas rutinas y cambio de roles fue muy guay. Para nosotras también fue algo muy importante y necesario, más de lo que podíamos pensar antes de ir.
«Vivir el 8M allí fue una excelente actividad para conectarnos y ver, en nuestro caso que vivimos en una ciudad diferente, que la realidad se asemeja más de lo que parece.»
¿Os ha sorprendido alguna otra cuestión en cuanto al contraste de vivir en España a vivir en Etiopía?
Laura.- Yo pensaba que no había chicas scouts, porque en nuestros dos viajes solo habíamos visto chicos. La cuestión es que las funciones que tienen y lo que se les exige a las mujeres en Etiopía es el apoyo en casa, la limpieza, los cuidados, etc. Por ello, no pueden tener su ocio y no pueden participar en todas las acciones que les gustaría. A mí me costó entender esto, aunque al final, conseguimos que se acercaran a una de las actividades que se desarrollaron el sábado. También me chocó que a las 6 de la tarde había toque de queda porque la situación ahora mismo es complicada donde existe presencia militar, y el día se hacía más corto, por lo que teníamos que ir más deprisa para poder hacer todo lo que queríamos.
Belén.- Creo que este año hemos vivido que no teníamos agua corriente ni mucha luz, por lo que nos ha tocado apreciar la realidad que ellos viven todos los días. Aunque teníamos nuestra casa de voluntarios, nos dimos cuenta de todo el tiempo que teníamos que dedicar para hacer cualquier cosa normal que haríamos en nuestra casa. Allí teníamos que ir a por el agua al pozo, filtrarla, etc. cuando aquí todo nos viene dado cuando abrimos el grifo del fregadero, por ejemplo. No valoramos todo lo que tenemos.
Otra de las reflexiones que sacamos es la comunidad que se forma en la manera de vivir en Etiopía. En España vivimos de manera más individualizada, y allí todo es muy comunitario, dependiendo unos de otros para hacer las rutinas. Etiopía te enseña la vida comunitaria y el poder hacer voluntariado internacional te da ese punto de vista. Esta es muy buena reflexión también en la comparación con Cruz Roja, donde unos departamentos dependemos de otros y colaboramos entre todas/os para sacar los objetivos.
‘Si formas parte, toma parte’. Este es el lema de CRJ. ¿Cuánto marca este lema en todo lo que hacéis?
Belén.- Yo creo que formar parte puede ser cuando te consideras una igual y ellos te consideran una igual. Que vean que puedes trabajar mano a mano y tienes una forma de vida similar. Tomar parte también, es tomar consciencia de dónde estás, por qué estás, y que los ideales que te han llevado a hacer este viaje hasta allí son los mismos que tienen las personas que viven allí. Además, este lema se hace muy necesario en el antes y en el después del viaje.
Laura.- También, este lema se lo hemos querido transmitir a las personas scouts que viven en el pueblo. Que, por ejemplo, ellos se sientan que forman parte de cada decisión que se toma. Que si es necesario hacer una rampa, ellos tengan en la cabeza el que van a la casa a hacer la rampa, hacen la rampa y se sienten orgullosos de haber colaborado. Ese es el sentimiento que hemos querido transmitir.
Belén.- Esa implicación hace que ellos tengan la capacidad y autonomía de seguir haciendo cosas para mejorar la vida comunitaria.
«Tomar parte, también, es tomar consciencia de dónde estás, por qué estás, y que los ideales que te han llevado a hacer este viaje hasta allí son los mismos que tienen las personas que viven allí.»
Vamos a hacer un juego. Vamos a ir hablando de los principios fundamentales de Cruz Roja y cómo se aplican esos valores en la experiencia que habéis vivido.
Universalidad.
Belén.- Yo creo que es la parte comunitaria de lo tuyo es mío. De mirar que la vida en común es lo que hace desarrollar la actividad allí. Que personas de diferentes países, de diferentes culturas convivan en una misma comunidad buscando un bien común.
Unidad.
Laura.- El sentimiento de comunidad creo que hace que todos formen parte de todo.
Voluntariado.
Belén.- A ellos les sorprende pensar que nuestras vacaciones las dedicamos de manera voluntaria a estar allí con ellos trabajando. Por ello, creo que la motivación de estar allí es lo que nos mueve en el voluntariado.
Independencia.
Belén.- Yo creo que esto va de la mano con la autonomía en el trabajo, que tanto les inculcamos. Nosotros solo vamos 10 días, por eso es necesario ayudarles a entender la importancia de que sean autónomos para seguir sacando el día a día.
Neutralidad
Laura.- Nosotras vamos para hacer una labor voluntaria y ser lo más objetivos posibles para poder ayudarles. Además, vamos con la premisa de escuchar, entender como viven y adaptarnos a su cultura, sin imponer nada.
Imparcialidad
Belén.- Creo que neutralidad e imparcialidad van de la mano. Saber comprender y entender su situación, su forma de vida, su cultura y, a partir de ahí, formar una opinión para poder ayudarles.
Humanidad
Belén.- Humanidad es la motivación que te lleva el ir allí para acercarte a ellos, a su situación y ayudarles. El lema de estar cada vez más cerca de las personas se aplica perfectamente en estas situaciones.
La última pregunta, ¿tenéis ganas de volver el año que viene? ¿queréis seguir haciendo voluntariado internacional?
Belén.- Nos gusta esto y dar continuidad a los proyectos, desde aquí y desde allí. Es cierto que volveríamos a Etiopía con los ojos cerrados y que es como mi segunda casa pero quizás, el cuerpo nos pide ver otros sitios e involucrarnos en otras misiones que tiene esta entidad. Estamos pensando en ir a Kenia el año que viene.